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ción naval de que abunda, este puerto era uno de los más importantes
centros del poder marítimo y del comercio colonial de la España en el
mar del Sur, adonde acudían los buques de Acapulco y Panamá, sien-
do además el principal astillero del -Pacífico. A estas ventajas de la
Naturaleza, y a esta importancia de que gozó desde tiempo atrás, de-
bió el ser cruelmente hostilizado por las expediciones piráticas que
durante el siglo xvii asolaron aquellas costas, razón por la cual la ciu-
dad había sido rodeada de murallas. Una alta montaña, cuyo fuego
volcánico está perpetuamente encendido, le sirve de faro y señala su
posición al navegante a muchas millas de distancia70. Esta explicación
era necesaria para comprender las operaciones que van a seguir.
Por el capitán del bergantín apresado en Sonsonate había sido
informado Buchardo de que en el puerto del Realejo existían cuatro
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Relación de los viajes de La Argentina
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Dampier: Viaje alrededor del rnundo-Dic. Hist. Geog. de Anierica, por
Alcedo-Bayl's: Central Amérlea.-Squir: Nicaragua, etc.-Colton's: General
Atlas.
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Bartolomé Mitre donde los libros son gratis
buques españoles, y resuelto a apoderarse de ellos a toda costa, tomó
sus disposiciones para sorprenderlos.
Pero, como este intento no podía lograrse con ninguno de los bu-
ques de la expedición, se detuvo a cierta distancia de la entrada del
puerto, cubriéndose con la costa del Norte para no ser descubierto por
el vigía y echando al agua dos lanchas cavioneras armadas con piezas
de a 4, y dos botes de desembarco, tripuló estas embarcaciones con 50
hombres de pelea entre tropa y marineros, tomando en persona el
mando de la flotilla.
En la noche del mismo 2 de abril se desprendió la flotilla del
costado de los buques del crucero, y se dirigió al puerto. Uno de los
botes se extravió en la obscuridad, y en vano lo esperó Buchardo hasta
la madrugada del día 3, pues no apareció. Resuelto, sin embargo, a
proseguir su empresa, se mantuvo oculto durante todo el día, y no
obstante sus precauciones fuá descubierto por el vigía del Realejo, que
puso en alarma el puerto y la ciudad.
Durante todo el día 3 no apareció tampoco el bote que faltaba.
Llegada la noche, se decidió a atacar el puerto con sólo las tres embar-
caciones y los 38 hombres que las tripulaban.
Una de las lanchas cañoneras era dirigida por Buchardo, que lle-
vaba la vanguardia; la otra por el capitán Piris, que le seguía inme-
diatamente, cerrando la retaguardia el bote tripulado.
En esta disposición penetraron en el canal del Realejo, y a las dos
de la mañana del día 5 estuvieron sobre los buques del puerto que los
esperaban alarmados, y en disposición de hacer una vigorosa resisten-
cia.
Un bergantín, apoyado por un buque y una goleta, cerraban el
canal. Estos tres buques estaban regularmente artillados, con bastante
marinería y gente de fusil a su bordo.
A las dos y 30 de la mañana se rompió por ambas partes el fuego
de fusilería y de canón. Las detonaciones de las armas de fuego alter-
naban con los resplandores intermitentes del Volcán Viejo, que ilumi-
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naba aquel combate nocturno. A la media hora de fuego fueron re-
sueltamente abordados el bergantín y el buque al grito de ¡viva la Pa-
tria! que era el grito de guerra de La Argentina. Ambos buques fueron
rendidos, arrojándose al agua o huyendo hacia tierra en los botes, casi
todos sus defensores. Igual suerte tuvo la goleta que estaba más aden-
tro, siendo apresado al mismo tiempo otro buque del mismo porte que
se hallaba en el puerto.
Esta victoria costó alguna sangre a los argentinos.
Cuatro buques ricamente cargados con añil y cacao, su artillería,
algunas armas y 27 prisioneros, fueron los trofeos de esta jornada, que
debió hacer recordar a los habitantes de la ciudad del Realejo los nu-
merosos ataques de que habían sido víctimas en el siglo XVII71. A la
mariana siguiente, los dueños del bergantín y de una goleta ofrecieron
a Buchardo por rescate la cantidad de 10.000 fuertes. Por toda con-
testaciónl os mandó quemar a su vista, reservando el bergantín para
reforzar el crucero, y una de las goletas para ponerla a disposición del
Gobierno argentino.
Ocupábase en disponer las presas para remolearlas fuera del ca-
nal, cuando recibió aviso del comandante de la Chacabuco de que se
avistaba un bergantín-goleta, que hacía algún tiempo venía siguiendo
a la expedición, y que por varias ocasiones había esquivado el combate
merced a la superioridad de su marcha.
Este buque había sido avistado por la primera vez a principios del
próximo mes de marzo, frente a la banía de San Blas. Habiendo ido
sobre élla Chacabuco, por no poder seguirlo la fragata a cansa del
poco viento, el bergantín -goleta disparó sobre aquélla unos siete ú
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